El hombre que trabaja poniendo nombres a las cosas

¿Sabes qué tienen en común empresas, instituciones o marcas aparentemente tan distintas como Amena, Opencor, Faunia, Rastreator, el vino Solaz o el espacio cultural La Casa Encendida? Que todos sus nombres fueron inventados por la misma persona, alguien que, como no podía ser de otra manera, es un poeta. ¿Quién sino podría ser más adecuado para ejercer el peculiar oficio de nombrar cosas? Al fin y al cabo, fue el también poeta Czeslaw Milosz quien escribió aquello de que «lo que se nombra adquiere fuerza y lo que no se nombra deja de existir».