Poeta, librero, actor, guionista, director creativo, Fernando Beltrán ejerció mil oficios antes de abandonar hace ya quince años una de las agencias publicitarias más punteras y premiadas de los años ochenta para dedicarse de lleno y por entero a poner nombre a las cosas. Pionero, por tanto, de una especialización, el naming, presente ya en todo programa de Identidad corporativa y establecida como asignatura en las principales escuelas e institutos de diseño. Desde entonces, son casi trescientas las marcas surgidas del oficio y el imaginario de este poeta que nunca dejó de serlo, como demuestran sus catorce poemarios publicados, así como la reciente traducción al francés de su obra completa.