Sin tambores ni trompetas

«Cada escritor tiene sus propias exigencias espirituales y una de las mías es encontrar el título adecuado para mis libros». Así justificaba Ciro Alegría esa piedra preciosa llamada El mundo es ancho y ajeno con que bautizó su obra maestra y estableció al tiempo una lúcida metáfora de la vida y la condición humanas.